por Carlos Maribona
En Barcelona la oferta gastronómica es de lo más variada: desde la mejor cocina tradicional catalana hasta los platos más innovadores elaborados con complejas técnicas culinarias. ¿Qué prefieres?.
Cuarenta años siendo el mejor exponente de la cocina tradicional catalana en Barcelona. El propietario de esta casa de comidas, Isidre Gironés, atiende personalmente a los clientes en un ambiente familiar. Cuenta con una excelente bodega.
Uno de los restaurantes más agradables de Barcelona. Todo un clásico en el que disfrutar de una buena cocina tradicional y de mercado. Entre sus mejores platos, las croquetas (imprescindibles), los bacalaos y el arroz con espardeñas.
En la última planta del lujoso hotel ME Barcelona, con estupendas vistas de la ciudad, los hermanos Torres ofrecen una de las mejores cocinas de la Ciudad Condal. Platos basados en una gran técnica en los que se respetan los sabores naturales.
Los aficionados a la cocina japonesa tienen aquí una dirección imprescindible. El sushiman Hideki Matsuhisa elabora los que probablemente son los mejores niguiris de España. Preferible reservar en la amplia barra para asistir a un gran espectáculo.
Para los más golosos. El primer restaurante del mundo especializado en postres. Atractivos menús dulces, llenos de creatividad, de la mano del repostero Jordi Butrón. Un lugar donde se difuminan los conceptos dulce-salado. Abre sólo para las cenas.
Carles Gaig ha abierto, además de su lujoso restaurante Gaig, esta fonda popular en la que se recupera el recetario más popular catalán, el de los sabores de siempre, desde los canelones a la esqueixada, el fricandó o la cap-i-pota con garbanzos.
En Barcelona es imprescindible una visita al mercado de la Boquería. Y una vez allí hacer parada y fonda en esta casa, un bar con una barra y taburetes donde se preparan los mejores productos de los puestos vecinos. Atención a las setas en esta época.
En la Barceloneta, frente al puerto deportivo, un clásico de la cocina marinera. Arroces secos y caldosos, guisos y pescados son el fuerte de una oferta que raramente defrauda. Y todo con un trato casi familiar y unos precios muy razonables.