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De izq. a dcha., la simbología de la banda terrorita, en la calles del País Vasco en 2005 (REUTERS); un proetarra es arrestado en 1997 en Bilbao durante una protesta por la muerte del etarra Josu Zabala (EFE) y un acto en favor de los presoso de ETA en San Sebastián en 1999 (EFE).

Historia de ETA desde dentro

Javier Pagola

V Asamblea: crisis interna

ETA llegó a la V Asamblea con una grave crisis interna, después de haber sido expulsado el marxista Patxi Iturrioz, derrotado en su pugna con los otros dos sectores. La primera fase se celebró en diciembre de 1966, en la casa parroquial del municipio de Gaztelu, y la segunda en marzo de 1967, en la Casa de Ejercicios Espirituales de los Jesuítas (Guetaria), ya sin la presencia de los defensores de Iturrioz, protagonistas de la primera escisión de la banda. Emerge entonces la figura de Txabi Etxebarrieta, que había entrado en la organización de la mano de su hermano José Antonio, como nuevo impulsor de la línea más nacionalista. Fue en esta segunda fase de la Asamblea donde se vertieron las críticas a la línea marxista y se acusó a Iturrioz de haber querido «españolizar» ETA.

Surge allí una Oficina Política integrada por el citado Xabi Etxebarrieta, Eskubi, Elorriaga, Patxo Unzueta y Jesús María Bilbao. Iturrioz y sus seguidores interiorizan su derrota, pero reivindicaron su legitimidad de mantener las siglas ETA, por lo que se constituyeron en «ETA berri» (nueva), por un lado, y «ETA zarra» (vieja), por otro, con los «tercermundistas» y los «culturalistas».

«La banda acaba reestructurándose en cuatro frentes: cultural, político, militar y obrero»

Al final, los denominados «tercermundistas» se hicieron con el poder de la única ETA, ya que los «culturalistas» constituyeron el grupo Branka, a modo de «frente cultural», mientras que la «berri» desapareció para fundirse con el Movimiento Comunista de España. La banda acaba reestructurándose en cuatro frentes: cultural, político, militar y obrero. Además, propone la creación de un «Frente Nacional» al que invita a sectores del nacionalismo.

La banda aprueba también la dinámica «acción-represión», propuesta en la IV Asamblea, y se proclama abertzale e independentista, con vocación de utilizar ya abiertamente la «lucha armada» para conseguir sus objetivos. En la nueva ejecutiva están Eskubi, Bareño, Edur Arregi, Madariaga, Emilio López Adán, Juan José Etxabe, Tabi Etxebarrieta, Jokin Gorostidi y Krutwig.

Se incrementan los actos de sabotaje, lo que desencadena sucesivas operaciones policiales en la que la práctica totalidad de los dirigentes de ETA fueron sido detenidos e, incluso, muertos, como es el caso de Txabi Etxebarrieta, abatido en un dispositivo policial abierto después de que este asesinara al guardia civil José Pardines.

VI Asamblea: la escisión definitiva

Precisamente en medio de esta escisión el Gobierno anuncia su intención de que un tribunal militar presidiera un macrojuicio contra quienes habían sido dirigentes de ETA entre 1968 y 1969 y los que habían sido detenidos. El Proceso de Burgos estaba en marcha.

«El "frente militar" estaba muy debilitado por las detenciones de sus pistoleros»

En este contexto, a principios de agosto de 1970, ETA afronta su VI Asamblea en Bayona. El «frente militar», que pretendía dar prioridad absoluta a los atentados terroristas en detrimento de la «lucha de masas», estaba muy debilitado por las detenciones de sus pistoleros. Ello desencadena una nueva lucha interna entre los más «militaristas» y los «obreristas» que, pese a la expulsión de Iturrioz, aún permanecían en la banda esperando su oportunidad. Los primeros no reconocen la legitimidad de la Asamblea y pasan a denominarse ETA V Asamblea. Los ganadores, que apostaban más por la movilización de la clase trabajadora, se constituyeron en torno a ETA VI Asamblea.

ETA V, que en definitiva tenía las armas, se hizo con el control de la organización y en 1972 se les unió el grupo denominado Aintxina, que procedía del ala más radical de las juventudes del PNV. Sin embargo, en agosto de 1973 se reproducen nuevas disputas internas entre los «militaristas» y otro sector más partidario de dejar en un lugar secundario la estrategia terrorista. Los primeros zanjan el debate con el asesinato del presidente del Gobierno, el almirante Carrero Blanco, un atentado que no consultaron al resto de la organización.

Tras el atentado indiscriminado de la cafetería Roland, en Madrid, se recrudecen las tensiones y de la pugna surgen dos facciones: «ETA pm» (político militar) y «ETA m» (militar). Y por medio los «Bereziak» de «Apala» y «Pakito», a quienes se les relaciona con el secuestro y asesinato, en julio de 1976, de «Pertur», que ya entonces planteaba que ETA abandonara las armas para constituirse en partido político.

«ETA pm», a su vez, se divide en «ETA pm VII Asamblea», que acabó autodisolviéndose después de varias treguas, en 1981, y «ETA pm VIII Asamblea», cuyos integrantes, los «milikis», tras quedarse con las armas, se incorporaron definitivamente en una ETA sin etiquetas, la ETA actual.