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Parroquia de Santo Tomás Apóstol: un tsunami de caridad

La parroquia, durante la pandemia, está volcada en la ayuda caritativa, que no es asistencial; es oportunidad de encuentro

José Francisco Serrano Oceja

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Espero que me crean si les digo que cada vez que se visita una parroquia se aprende algo nuevo. No sólo por la historia, sino por esa «sabiduría de vida» de la que los sacerdotes suelen ser expertos. Su trato diario con las personas, con muchas personas, con cientos de personas, así lo ratifica. El párroco de Santo Tomás Apóstol, en la calle de Portugalete, 2, pleno barrio de Bilbao , me dijo algo que es el abc de la percepción humana: «Es muy difícil en la vida que uno aprenda lo que cree ya saber».

Es posible que estuviera parafraseando a San Agustín, pero es una verdad como un catedral de grande. Pensamos, en ocasiones, que lo sabemos todo sobre la Iglesia, por nuestras experiencias, buenas o malas, por las de otros, y lo que nos falta es dejarnos sorprender por una realidad que es más grande que nosotros mismos , que nos desborda.

Jorge Delgado Argibay es el autor de la frase y párroco de esta comunidad. Y, por lo que he podido comprobar, incluso por el tráfico de fieles que entraban y salían mientras manteníamos nuestra conversación en un despacho que parecía un almacén de guerra, es un torbellino de sentido común y de puñetera realidad, no todo es de color de rosas. Llegó a la parroquia muy joven, casi recién salido, y lleva ya 14 años. Incluso ha visto, y ha sido protagonista, de la construcción de un templo amplio, funcional, en el que priman los hierros de una estructura que habla de claridad, luz, apertura. Destaca la torre férrea con una escalera interior al aire y con vigas verticales que apuntan a un cielo que en Madrid, a estas alturas del año, clarea. Delgado Argibay es capaz de dar una definición original de lo que es una parroquia, de lo que es su parroquia: un lugar en donde acoges a las personas, sean creyentes o no , y donde haces posible que se encuentren con la vida. Bueno, con la Vida.

Como dice uno de los paneles laterales sobre la historia de la parroquia, colgados en un pasillo en la zona de servicios –Cáritas, catequesis, encuentros…–, parafraseando la historia del pueblo de Israel, «también el pueblo de Santo Tomás Apóstol ha tenido su particular éxodo, con años de espera, con obstáculos en el camino, pero siempre con la esperanza puesta en la promesa. El nuevo complejo parroquial ofrece a todo el barrio un nuevos espacio de encuentro con la Iglesia. Un lugar acogedor donde orar, reír, bailar, cantar y celebrar la Vida con mayúsculas de Cristo resucitado ».

En la serie de paneles elaborados con motivo de los 50 años de la parroquia hay una fecha clave, 1962: «En la pequeña colonia del barrio de Bilbao de Madrid comienza también su andadura la parroquia». Barrio con calles que tienen nombres de destacadas poblaciones de Vizcaya, lo que lo dice todo de quienes se asentaron allí en aquella época del desarrollo económico y social de España. Taxistas, funcionarios de Correos, clases medias emergentes. Una característica del barrio es que la nuevas construcciones han permitido que los hijos de los primeros puedan seguir viviendo en la zona. Esto hace que la parroquia sea familiar , que se sucedan las generaciones en los grupos de formación.

La parroquia, durante la pandemia, está volcada en la ayuda caritativa, que no es asistencial ; es oportunidad de encuentro. Si antes de la pandemia atendía a unas 50 familias, ahora son 200. La caridad ha explotado, estamos en el tsunami de la caridad, que dice el párroco. El Banco de Alimentos facilita miles de kilos mensuales, las magnitudes se miden en toneladas, que se reparten a quienes se acercan a la parroquia y, en los casos más complicados, a sus casas.

Pero esta conjugación en activo del don, de lo que se da, también tiene otro nombre: Bocatas. Un grupo de personas que, desde hace 15 años, llevan alimentos, calor, compañía, conversación, a la Cañada Real. Allí se plantan las furgonetas semanalmente para, sin cálculos ni estrategias preconcebidas, ofrecer una palabra de sentido. Dice Jorge Delgado que, si lo mirásemos desde el punto de vista de los números empresariales, en ese tiempo solo han facilitado que tres personas salgan de la droga. Un fracaso. ¿O un éxito? Allí están todas las semanas con una esperanza que no defrauda.

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