
El juego de las diferencias entre dos planes soberanistas: el plan Ibarretxe y el de Mas
Dos hojas de ruta personalistas y secesionistas pero divergentes, empezando por que al catalán ni se le ha visto pasar por el Congreso, mientras el vasco «resistió» ocho horas de debate hasta llevarse, eso sí, un «portazo» idéntico a sus aspiraciones
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123456Ibarretxe cedió tras la sentencia del TC; Mas no tiene visos
Dos planes soberanistas y personalistas han llegado al Congreso: el de Artur Mas en 2014 y el de Juan José Ibarretxe en 2005 - ABC No se presta a muchos juegos el delirio secesionista que Artur Mas i Gavarró llevó ayer 8 de abril al Congreso de los Diputados. No lo hizo de forma presencial, como el exlendakari Juan José Ibarretxe Marcuartu, el 1 de febrero de 2005 y se ha ganado a pulso por ello el apelativo de «cobarde». No obstante, sí se pueden encontrar en un afán lúdico algunas diferencias que hacen de una propuesta soberanista y personalista y otra planes sustancialmente divergentes. El denominador común es la apuesta rupturista del Estado. Distan en los planteamientos y también las formas. El final común puede ser una resolución, como en el caso vasco, del Tribunal Constitucional que anule toda pretensión separatista y el adelanto de comicios consecutivo; o también la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias, en el ejemplo de Cataluña. [ Así contamos el debate en directo este martes histórico en España]En todo caso y pese a que la soberanía nacional dio cerrojazo este martes a sus aspiraciones, el presidente de la Generalitat parece que piensa hacer oídos sordos a la resolución adoptada en Madrid por más del 90% de los representantes del pueblo. Ésta puede ser la primera diferencia: Ibarretxe supo arrugarse parcialmente tras un largo trance. El barcelonés no parece dispuesto a la cesión. Mucho menos, si cabe, si sigue espoleado por una ERC que en boca de su portavoz parlamentario Alfred Bosch no tiene remilgos en hablar del «tsunami democrático» que ha invadido Cataluña en pro de remar hacia la secesión. Un camino sin retorno, augura.
Ibarretxe le da su nombre y le pone voz; Mas no lo defiende
Juan José Ibarretxe defendió el plan al que acuñó con su propio apellido el 1 de febrero de 2005 - abc Juan José Ibarretxe sufrió el desprestigio popular y político tras subir a la tribuna de oradores y asumir en primera persona el resultado de su propuesta. Lo hizo un 1 de febrero de 2005 y recibió uno de los portazos más sonoros que se recuerdan en la historia de los debates parlamentarios: 313 votos en contra. Como curiosidad, la ICV que ayer defendió con énfasis el plan soberanista para Cataluña se abstuvo en aquella votación cuando lo que se decidía era el futuro del País Vasco.
El único precedente al debate que se eternizó ayer en la Cámara Baja es el que nos retrotrae a una figura enjuta de Ibarretxe presentando su plan. El lendakari no tuvo ambages en acuñar su hoja de ruta independentista con su propio apellido y tampoco se achantó cuando ésa fue rechazada de sopetón por una abrumadora mayoría del Parlamento.Ayer se debatía la proposición de ley del Parlament de Cataluña que pide delegar en la Generalitat la competencia para convocar la consulta soberanista del 9 de noviembre próximo, un debate que también planteó, sin fecha mediante, el otrora lendakari peneuvista. Aunque el fondo de ambas iniciativas es similar, solicitar una consulta sobre el futuro del País Vasco y de Cataluña, una de las principales diferencias estriba en el protagonismo que le han imprimido sus impulsores. A diferencia de Ibarretxe, Artur Mas, como publicó ayer Mayte Alcaraz en páginas de ABC, ni siquiera se ha atrevido a tocar el picaporte del Congreso de la Carrera de San Jerónimo, a sabiendas del portazo con que va a chocar.
Mas ha preferido quedarse en un segundo plano y que sean tres diputados del Parlament y de sendos partidos suscriptores del contenido del referéndum de noviembre (Jordi Turull, Marta Rovira y Joan Herrera) los que pongan voz a su propuesta ante el Congreso. Ha justificado su gesto, pese a enviar a Madrid a una comitiva encabezada por su fiel escudero, el consejero de Presidencia, Francesc Homs y una pléyade de sesenta diputados catalanistas, en que no se trata de una iniciativa de la Generalitat, sino que emana de la mayoría de la población de Cataluña.
La duración del debate y el planteamiento de fondo
12/12/2013: El presidente de la Generalitat Artur Mas acompañado de Oriol Junqueras (ERC), Joan Herrera (ICV) y David Fernández (CUP) en la declaración institucional del «derecho a decidir» y el adelanto de las preguntas de la consulta del 9 de noviembre de 2014 - inés baucells Desde aquel Plan Ibarretxe han pasado algo más de nueve años y han cambiado sus actores, aunque no se ha modificado su ejecución y las prerrogativas que alberga. Con uñas y dientes, a Ibarretxe se le escuchó en el hemiciclo rematar su intervención el primer día de febrero de 2005 con un «el final del camino es la consulta a los vascos». Su discurso fue intenso y la sesión plenaria, maratoniana. Más de ocho horas se prolongó la exposición de su ideario secesionista. Pergeñó su planteamiento articulado en fases, no como la formulación catalana que conduce inexorablemente a la consulta popular. Para Ibarretxe, era cuestión de ir saltando etapas: el poso era el mismo que el de la Generalitat, pero su propuesta estatutaria reconocía el derecho del pueblo vasco a decidir su futuro y contemplaba la creación de un poder judicial propio, la nacionalidad vasca, una ley de partidos propia y la posibilidad de convocar referendos.Cuando arribó a Madrid, ya había superado el trámite en la Cámara regional. El «Plan Ibarretxe» fue aprobado por el Gobierno vasco el 25 de octubre de 2003 y por el Parlamento autonómico el 30 de diciembre de 2004 con los votos a favor de PNV, EA e IU, entonces socios en el Gobierno, y de tres diputados de Sozialista Aberzaleak (SA), sucesora de Batasuna, y el rechazo del PSE-PSOE y del PP.
Ayer, el debate parlamentario dejado a los representantes de ICV, ERC y CiU (Joan Herrera, Marta Rovira y Jordi Turull, respectivamente) se demoró algo menos de siete horas para llegar al mismo punto de enquistamiento: el rechazo contundente del Congreso.
¿Quiénes escuchaban entonces y ahora?
Zapatero defiende su rechazo al plan soberanista vasco, en 2005, mientras le escucha el lendakari Ibarretxe desde la bancada de la Cámara Baja nacional - ignacio gil Enfrente del lendakari del PNV se situaba en la bancada del Gobierno el entonces jefe de filas socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero, mientras que al frente de las huestes populares defendía su contundente rechazo al plan soberanista vasco el mismo que hoy abandera el Ejecutivo: Mariano Rajoy.
Los discursos de los principales agentes también han mudado: ayer martes el líder de Ferraz, Alfredo Pérez Rubalcaba, sucumbió a la tentación del reclamo de un modelo federal para España, que no entorpezca el encaje estatal compatible con la Constitución, pero que suponga una modificación en la Carta Magna de 1978. En su día, Zapatero ofreció una suerte de «tercera vía» entre el Plan Ibarretxe y los planteamientos de Rajoy en la tribuna de oradores. El leonés quiso desarbolar el argumentario popular y abrió una puerta a Ibarretxe que Rajoy tildó de «afán arcangélico». PSOE y PP votaron juntos, sí, pero también escenificaron sus sobresalientes diferencias sobre las alternativas idóneas al plan secesionista que salió derrotado.
Antes del debate, el mandatario socialista había advertido al autonómico que mientras estuviera al frente del Gobierno jamás se aprobaría su plan de secesión. Después de que el Congreso tumbase el plan, Zapatero -para tratar de «reconfortar» al dirigente «jeltzale»- dijo aquellas palabras que merecieron reproches por el cierto descaro con que se esgrimieron: «Este "no" es un sí a un proyecto nuevo, más integrador» que tenga como filosofía básica que «la integridad territorial de España es la integridad de los derechos de todos los ciudadanos». Ponía sordina al desafío de Ibarretxe, para encuadrarse al día siguiente en un punto medio entre «dos nacionalismos», aseveró, el vasco y el del PP.
Por su parte, para el líder de los populares y hoy presidente del Gobierno no había tentativas medias y en su opinión era oportuno el cerrojazo tajante a todo plan soberanista, puesto que «ETA es la inspiradora» del proyecto -dice- que «equivale a una declaración de independencia».
Esta vez es Rajoy quien resiste desde el Palacio de La Moncloa el envite catalán. Rubalcaba, segundo de a bordo del Ejecutivo de Zapatero, dio ayer la réplica como líder de la oposición. Rajoy ha dejado clara su postura antes y después, no desdeñando por completo la vía del diálogo, pero avisando una y otra vez que una consulta en la calle sobre si Cataluña debe formar parte del Estado no cabe en la Constitución y su articulado jurídico, «incumple la ley» de todas todas -como repitió por enésima vez este martes en el epicentro de la soberanía nacional-. Así que la sola voluntad política de plantear a Cataluña como un Estado independiente no deja de ser una falacia, a la que se está dando cuartelillo desde las sedes de los tres partidos que ayer defendieron la consulta, ERC, ICV y CiU.
El resultado: 313 contra Ibarretxe; 299 diputados afrentan a Mas
PP y PSOE volvieron a sumar fuerzas este martes 8 de abril y el resultado fue contrario a la propuesta soberanista de la Generalitat catalana - ángel de antonio Ibarretxe defendió su propuesta y acumuló en el panel fluorescente del hemiciclo 313 votos en rojo, por 29 verdes y dos abstenciones. Este fue el resultado a vuelapluma del Plan Ibarretxe y el finiquito a su recorrido en el Congreso.
Ayer, el Plan de Artur Mas cosechó los siguientes frutos: el 86% del Congreso -lo que se tradujo en 299 diputados- dijo «no» a los planes de la Generalitat, frente a 47 que apoyaron la moción, y una abstención, la de Ana Oramas (Coalición Canaria). En total, se emitieron 347 votos de los 350 posibles. Los votos contrarios a las aspiraciones de Mas provinieron de PP, PSOE, Unión, Progreso y Democracia (UPyD), Foro Asturias y Unión del Pueblo Navarro. En concreto, la iniciativa autonómica contó con el respaldo de los 47 parlamentarios correspondienets a de CiU, Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), PNV, Amaiur, ERC, BNG, Nueva Canarias, Compromís-Equo y Geroa Bai.
El Congreso lo frena, y entonces... ¿cómo reaccionan?
Un diputado lee cómo Ibarretxe en 2008 planteó su ley de consulta vasca - abc El oriundo de Llodio (Álava) no se detuvo ante los leones. El Congreso le frenó, sí, pero no puso punto y final a sus planes ni ambición supina: Ibarretxe convocó elecciones autonómicas y después de ganarlas anunció la celebración de una consulta popular sobre el futuro del País Vasco. La ley de consulta fue aprobada por el Parlamento Vasco el 27 de junio de 2008. Entonces fue cuando el PP y el Gobierno socialista precipitaron la maquinaria jurídica en contra del plan: lo recurrieron ante el Tribunal Constitucional (TC) y el Alto Tribunal admitió esos recursos. Finalmente, declaró nula esa intentona de referendo vasco porque, adujo, invadía competencias que solo pertenecían al Estado, de acuerdo con los artículos de la Carta Magna.
En el caso catalán, el Parlament podría acelerar a partir de hoy mismo su «plan B»: una ley de consultas catalana, análoga a la vasca, hasta que el TC se pronuncie, habida cuenta de que ya lo ha hecho en contra de la voluntad unilateral del pueblo catalán a decidir sobre su futuro. No faltan quienes estrechan el cerco de las posibilidades hacia el postulado de que Mas tiene un as reservado bajo la manga y se avendrá a la convocatoria pareja de elecciones plesbiscitarias. Sin embargo, en su comparecencia de anoche, pasadas las horas, no se le pudo sacar a Mas nada que no fuera que «el proceso sigue» y que este batacazo de su programa en el Parlamento «no es un punto y final». Solo uno seguido. «A pesar de este no, las instituciones catalanas buscarán las construcción de marcos legales para poder llevar a cabo esta consulta. Para dar voz y voto al pueblo de Cataluña. Aquí no se acaba todo», vaticinó.
En 2009, Ibarretxe ganó las elecciones, aunque fue Patxi López quien obtuvo la Lendakaritza. Si hubiere elecciones en Cataluña, que vote ese «tsunami democrático» sobre en manos de quién quiere postergar su horizonte y decida si quiere o no, poner fin al viaje a Ítaca del catalán Artur Mas.