¿Cuánto sabías o habías olvidado de los avatares de Adolfo Suárez?
Con su mujer Amparo Illana, y su hija primogénita Mariam, en los jardines de La Moncloa. El presidente perdió a ambas - fotos: archivo historico de abc
muerte del primer presidente

¿Cuánto sabías o habías olvidado de los avatares de Adolfo Suárez?

Era un animal político como pocos y, sin embargo, fracasó en su segundo partido, CDS; tuvo pésima suerte con la salud y confesó varios vicios... Su muerte ha recordado algunas aristas del abulense que se habían extraviado en la memoria colectiva

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Era un animal político como pocos y, sin embargo, fracasó en su segundo partido, CDS; tuvo pésima suerte con la salud y confesó varios vicios... Su muerte ha recordado algunas aristas del abulense que se habían extraviado en la memoria colectiva

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  1. La maldición de la enfermedad, en el seno familiar

    Con su mujer Amparo Illana, y su hija primogénita Mariam, en los jardines de La Moncloa. El presidente perdió a ambas
    Con su mujer Amparo Illana, y su hija primogénita Mariam, en los jardines de La Moncloa. El presidente perdió a ambas - fotos: archivo histórico de abc

    Enterró a su mujer Amparo Illana (murió en 2001 a los 66 años) y a su hija primogénita, María Amparo (Mariam). Pero de la segunda ya no era consciente ni de su existencia ni de lo contrario. El alzhéimer galopaba a sus anchas por el frágil cuerpo de Adolfo Suárez cuando se produjo el deceso, siempre insuperable, de su primera descendiente. A su hija mayor le diagnosticaban cáncer en 1992; tenía solo 29 años y estaba embarazada de su segundo hijo. Mariam retrasó la quimioterapia para salvar la vida de su bebé, que nació sano y salvo. Ella murió en marzo de 2004. La cuarta de los cinco hijos del matrimonio, Sonsoles, también padeció cáncer. La periodista lo superó. Posteriormente, en 2012, una tercera hija, Laura Suárez, volvía a sufrir la maldición del cáncer. También fue intervenida por un proceso tumoral en el pecho, pero logró recuperarse.Para entonces, Suárez había olvidado ya el hecho narrado en una de las múltiples biografías que versan sobre el periplo vital, siempre escarpado, del que fuera el primer presidente de la democracia acerca de que tuvo que hipotecar parte de sus bienes localizados en Ávila (como su casa palacio, de la que Banesto ejecutó en 1995 la hipoteca al no poder hacerse efectivo el pago) para abordar el coste del tratamiento terapéutico del cáncer. Al final, el núcleo de los Suárez Illana se mantenía con los ahorros y solo entraban en casa los ingresos procedentes de su despacho de abogados, situado en la madrileña calle Antonio Maura.

    Un anuncio nada frecuente

    El anuncio de la enfermedad del propio expresidente también fue anormal: fue su hijo, Suárez Illana, quien comunicaba en el programa «Las cerezas de TVE» del 31 de mayo de 2005, ante la presentadora Julia Otero, que su padre sufría alzhéimer desde hacía dos años, cuando había tenido lugar su última aparición pública. Lo hizo para apoyar la carrera política del propio Adolfo Suárez junior, en un evento en Albacete. En 2005 solo respondía a estímulos afectivos, pero no recordaba quién era ni quién había sido ni el rol que había desempeñado en la historia de nuestro país.

  2. ¿Cuántos días fue presidente del Gobierno?

    Juró su cargo ante el Rey el 5 de julio de 1976, dos días después de ser designado directamente por decisión del reciente Monarca, Don Juan Carlos
    Juró su cargo ante el Rey el 5 de julio de 1976, dos días después de ser designado directamente por decisión del reciente Monarca, Don Juan Carlos

    Fue jefe del Ejecutivo exactamente 1.670 días, entre el 3 de julio de 1976, cuando accedió a la Presidencia del Gobierno con la tiernísima edad de 43 años, y aquel memorable discurso que pronunció el 29 de enero de 1981 para comunicar al pueblo su renuncia. Escaló al poder por designación del Rey de España, Don Juan Carlos, con quien luego trabaría una «relación excepcional», como la ha definido en sus postreros días el hijo, Adolfo Suárez Illana. El presidente fallecido este pasado domingo 23 de marzo tomó posesión de su cargo el 5 de julio de 1976, a las 17.00 horas. Juró hacerlo «con lealtad al Rey y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional, así como a las Leyes Fundamentales del Reino», por lo que fue vapuleado por aquellos que todavía veían él la sombra alargada del régimen anterior. Se fue por decisión propia y personal el 29 de enero de 1981, después de haber concurrido en dos batallas electorales y haber vencido en ambas. No cabe duda de que, con medidas como la Ley de Reforma Política, los Pactos de la Moncloa y la legalización de los partidos, fueron 1.670 días que marcaron un antes y un después en el rumbo de España.

  3. Las raíces oriundas de Suárez: Cebreros y Segovia

    El Museo Adolfo Suárez está situado en la población donde nació y pasó su más tierna infancia, Cebreros (Ávila)
    El Museo Adolfo Suárez está situado en la población donde nació y pasó su más tierna infancia, Cebreros (Ávila) - afp

    Los vecinos de Cebreros, una población abulense de no más de 3.500 habitantes, vieron corretear al expresidente en la «serpentina» de la casa de sus abuelos durante diez años, tiempo suficiente para que este pueblo no se olvide de ese pequeño llamado Adolfo Suárez y que ha cambiado hasta eslóganes populares en el municipio. No en vano, Cebreros dispone de un museo dedicado a la figura del político enterrado en el claustro de la Catedral de Ávila que está dedicado también a la etapa histórica de la Transición. Estos días el centro museístico permanece abierto para honrar la memoria de su convecino que siempre exhibió con orgullo el título de cebrereño y que promete batir todos los récords de visitas en este año de su triste pérdida.

    Suárez nunca fue un estudiante modélico. Dicen quienes le conocieron en su etapa académica que era algo indisciplinado, aunque era un adolescente que ya conquistaba por su locuacidad, talento e inteligencia natural para la política y seducción innata para las relaciones públicas. Antes que presidente, fue gobernador civil en la provincia de Segovia en 1968, e inmediatamente después fue director general de la Televisión Española pública. Fue nombrado ministro secretario general del Movimiento por el primer Gobierno que formó Carlos Arias Navarro tras la muerte de Franco. Luego sustituyó a Arias precisamente en las riendas del Estado, pero lo tejió de reformas y leyes que jalonaron el camino directo a la irrupción democrática.

  4. Sus vicios confesos: fumaba a todas horas

    Con Felipe González, en una estancia del Congreso de los Diputados
    Con Felipe González, en una estancia del Congreso de los Diputados

    Lo de captar una estampa del jefe del Gobierno y gran muñidor de la Transición española pegado a un pitillo no era para los fotógrafos una tarea magna. Fumaba a todas horas. De hecho, se ha contado en múltiples relatos que su dieta, al margen de su adorada tortilla francesa, se componía básicamente de tres «ingredientes»: café, insomnio y, más que cualquier otra cosa, tabaco.

    Eran otros tiempos y dentro del Congreso de los Diputados no se imponía ninguna restricción o Ley del Antitabaco que valiera, así que en plenos, votaciones, encuentros con otros líderes en apartes y en enconados debates parlamentarios se veía a Suárez darle al vicio. Él sonreía, lo confesaba y seguía fumando en su escaño de presidente del Gobierno, una imagen que choca ahora verdaderamente con la salubridad impuesta en el hemiciclo.

  5. El 23-F y la pistola en ristre

    En un gesto de gallardía, se envalentona cuando los militares zarandean al ministro Gutiérrez Mellado en presencia del teniente coronel Antonio Tejero
    En un gesto de gallardía, se envalentona cuando los militares zarandean al ministro Gutiérrez Mellado en presencia del teniente coronel Antonio Tejero

    El 23-F fue la culminación de todos los temores. El miedo a un levantamiento militar presidió el Gobierno de Suárez, y el propio presidente sufría una especial inquina por parte del Ejército, que consideraba una traición que hubiese legalizado el Partido Comunista (PCE). También eran tiempos en los que la escalada terrorista estaba en aumento y, según asegura quien fuese su jefe de prensa, Fernando Ónega, llegó a temer que lo secuestraran, para lo que recibió preparación psicológica. Confirma también el gallego que Suárez dormía con un pistola en la mesilla de noche.

  6. ¿Cuál fue su discurso más célebre y cuándo lo pronunció?

    El candidato de UCD (Unión de Centro Democrático) comparece con este mensaje televisado ante la ciudadanía para cerrar la campaña de las elecciones de junio de 1977
    El candidato de UCD (Unión de Centro Democrático) comparece con este mensaje televisado ante la ciudadanía para cerrar la campaña de las elecciones de junio de 1977 - youtube.es

    En un momento de duda, durante su meteórica carrera hacia La Moncloa, hace más de cuatro décadas, Adolfo Suárez ironizó sobre sí mismo asegurando que aunque tuviera que dejar la política siempre le «darían trabajo en El Corte Inglés». Pero ésa, aunque lo parece, no fue su frase más gloriosa. Son muy conocidas la pronunciada tras la derrota cosechada con su segundo partido, Centro Democrático y Social (CDS) -«me quieren pero no me votan»- y especialmente ha trascendido una, la que cerró la campaña electoral en la primavera de 1977. Su discurso grabado fue emitido por los dos canales de TVE y Radio Nacional y comenzó por la celebérrima y reproducida fórmula: «Puedo prometer y prometo». [ Puedes verlo completo pinchando aquí]

    Se trata de un discurso imprescindible tanto por su contenido, de este dirigente que siempre se significó por su locuacidad y conquista del verbo, como por el momento en que acaeció. Era la primera campaña, la de las primeras elecciones democráticas tras 40 años de régimen.Los comicios se celebraron el 15 de junio de 1977 y Suárez ganó, pero había dejado ya para los anales de la historia este mensaje cifrado, que lo convertirían en símbolo del carpetazo a las dos Españas confrontadas: «Creo modestamente que en esta nueva hora de España y al pedirles su voto no traigo mis papeles en blanco ni soy una incógnita. Prometimos devolverle la soberanía al pueblo español y mañana la ejerce (...). Si ustedes nos dan su voto, puedo prometer y prometo que nuestros actos de Gobierno constituirán un conjunto escalonado de medidas racionales y objetivas para la progresiva solución de nuestros problemas. Puedo prometer y prometo intentar elaborar una Constitución en colaboración con todos los grupos representados en las cortes cualquiera que sea su número de escaños», pronunció ante las cámaras de la televisión pública de la que había sido él mismo director general durante una época del franquismo.

    Invento del periodista Fernando Ónega

    Según cuenta la «pluma» de Suárez en aquella época, el periodista lucense Fernando Ónega -autor entre otros del libro «Puedo prometer y prometo»-, ese discurso se fraguó en una reunión en el despacho del presidente en el que estaba también el militar Manuel Gutiérrez Mellado. «Se había detectado una pérdida de credibilidad del presidente y tenía que hacer el discurso de petición de voto en televisión para las elecciones del 15 de junio de 1977. Me dijo que necesitaba que la sociedad creyera lo que iba a prometer. Lo que hace el escribidor es ponerle música y surge el puedo prometer y prometo. Suárez retocó mucho los dos primeros folios, pero los párrafos del puedo prometer y prometo quedaron intactos», confesó el otrora director de Prensa de Presidencia del Gobierno en una entrevista al rotativo «La Voz de Galicia».

  7. La foto de una amistad: ¿qué le dijo al Rey?

    Fotografía tomada por Adolfo Suárez Illana, tomada en Madrid el 17 de julio de 2008, del Rey paseando con Adolfo Suárez, primer presidente de la democracia
    Fotografía tomada por Adolfo Suárez Illana, tomada en Madrid el 17 de julio de 2008, del Rey paseando con Adolfo Suárez, primer presidente de la democracia - abc

    El Rey apareció en un mensaje pregrabado en La Zarzuela el fin de semana doce minutos después de la muerte del presidente que él mismo escogió, con buen tino, para encarrilar la serpenteada vía de entrada a la democracia. Y el atrezzo seleccionado se revestía «ex profeso» de una sola imagen: la fotografía enmarcada que se podía observar a la izquierda de Don Juan Carlos en su pésame televisado era la que tomó el hijo de Suárez, Adolfo Suárez Illana, durante el paseo de diez minutos que los dos dieron por los jardines del domicilio del ya enfermo primer jefe del Ejecutivo. Fue captada el 17 de julio de 2008. Sus Majestades los Reyes le hicieron entrega aquel día del Collar de la Orden del Toisón de Oro, la orden dinástica más prestigiosa del mundo. Era la segunda condecoración que el amigo soberano daba a Suárez, después de haberle otorgado el título de Duque de Suárez en 1981, transcurrido poco tiempo de su dimisión.

    En la famosa instanténa en la que aparece paseando con Suárez por el jardín de la casa del político en la urbanización de la Florida está el germen de un relato que da idea de cómo Suárez transitaba ya por el bosque de la desmemoria. El Rey contó emocionado a algunos allegados y también al propio periodista Ónega que Suárez no le reconoció cuando se le acercó y le pasó el brazo por encima. El político abulense espetó: «¿Tú también vienes a pedir dinero?», a lo que Don Juan Carlos responde, sorprendido y epatado, con una broma: «Yo vengo a pedir dinero donde sé que hay». En un momento de esos diez minutos de paseo, Adolfo Suárez, que también ignoraba su propio nombre, se dirigió al Monarca: «¿Y tú quién eres?». El Rey contestó: «Soy tu amigo», una frase que hoy adquiere mayor relevancia si cabe. El deterioro físico y neurológico de Suárez ya era muy grande.

    La casualidad quiso que Don Juan Carlos y Adolfo Suárez se conociesen precisamente un Día de Reyes, en Segovia, en el año 1969. Con el paso del tiempo, se estrecharía un lazo entre ambos que se formalizó cuando el Monarca sustentó en el dirigente toda el peso de la democracia y la fe en que era el político con arrojo que daría forma a la Transición. Acertó de lleno.

  8. ¿Por qué dimitió Suárez?

    Con su dimisión, Suárez facultó la llegada de Leopoldo Calvo-Sotelo (en la imagen) a la Presidencia del Gobierno, con un golpe de Estado truncado en medio
    Con su dimisión, Suárez facultó la llegada de Leopoldo Calvo-Sotelo (en la imagen) a la Presidencia del Gobierno, con un golpe de Estado truncado en medio

    Suárez dimitió como jefe del Gobierno y de las filas de UCD tres semanas antes de la intentona golpista del 23 de febrero de 1981, que se produjo justo cuando en el hemiciclo se votaba a su sucesor, Leopoldo Calvo-Sotelo. El abulense comunicó su renuncia también a través de los televisores de los españoles y en su marcha hubo una palabra que prosperó: «Soledad». Por el cerco general al que estaba sometido, los datos económicos que no acompañaban, la presión de la prensa, la dura oposición del PSOE, el yugo constante de los militares, la traición que sintió entre los suyos de UCD, donde arreciaban las voces críticas... «Todo eso le crea una sensación de soledad y desamparo», recuerdan varios de sus colaboradores y también describe Manuel Campo Vidal en uno de los libros sobre el primer presidente como «la historia de una soledad».

    También se recoge que el Rey dejó parcial y momentáneamente de confiar en él como la persona idónea para seguir pilotando esa España tamizada por la Transición. Proliferaron las tesis sobre los verdaderos motivos de su dimisión, como la de que vio en su renuncia el impulso final para tratar de evitar un golpe de Estado. Pero un mes después, el teniente coronel Antonio Tejero disparó al techo del Congreso de los Leones.

  9. Su salto y cambio de siglas: de UCD a CDS

    Adolfo Suárez, con el cartel del partido que fundó en 1982, Centro Democrático y Social (CDS)
    Adolfo Suárez, con el cartel del partido que fundó en 1982, Centro Democrático y Social (CDS)

    En febrero de 1981, tras la dimisión del abulense, Agustín Rodríguez Sahagún pasó a ser el presidente de UCD, unas siglas que abandonaría para recorrer el fátum político de Adolfo Suárez. Le acompañó en la creación de un nuevo partido, el Centro Democrático y Social (CDS), que el abulense fundó el 29 de julio de 1982, junto a los disidentes y exministros Rafael Calvo Ortega, Manuel Jiménez de Parga y Fernando Abril Martorell, entre otros.

    Con esta formación, el exmandatario aspiraba a arrastrar la turba de votos enraizados en torno a su persona y captar también la mayoría del voto desencantado con el ya agonizante UCD, aunque se vio adelantado por la derecha por Alianza Popular y apisonado por el arrollador PSOE de Felipe González. Concurrió en las siguientes citas electorales de 1982, 1986 y 1989, siendo elegido diputado por Madrid, hasta que cosechó un descalabró sin precedentes en las municipales y autonómicas de 1991, momento en que fue barrido por los populares de un Aznar que acababa de aterrizar en la primera línea de la política nacional. El vallisoletano confesó que Suárez le «estorbaba» políticamente como imán del centrismo y que el abulense llegó a decirle entre risas y aún lúcido que fue Aznar quien le retiró. Suárez fracasó con CDS pese a todas sus aptitudes para la política y por ello se le escuchó lo de «a mí me quieren, pero no me votan». Puso punto y final a su vida política y emprendió su retiro al olvido al cabo de unos pocos días. El político de casta se marchó por la puerta de atrás. Su muerte ha vuelto a encumbrar su obra. Lo ha devuelto sin duda al lugar del que no debió salir y ha colocado, sobre su féretro, la etiqueta que siempre poseyó: la de prohombre de Estado que nunca dejó de confiar en España y su destino en libertad.

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