Dique contra el independentismo

Cuando en junio de 2008 Alicia Sánchez-Camacho (1967) pasó a presidir el PP de Cataluña heredó un partido roto, descosido por las rivalidades internas y en un momento de máxima desorientación, hasta el punto de que Montserrat Nebrera consiguió un notable apoyo entre los militantes en un congreso que muchos veteranos del partido aún recuerdan con taquicardia. En ese momento pocos podían imaginar que lo que entonces surgió como una solución de compromiso más o menos impuesta desde Madrid acabaría no solo pacificando el partido sino llevando a los populares catalanes a sus mejores resultados en las autonómicas en 2010, con 18 escaños en el Parlament, y luego en las siguientes municipales a superar su techo, haciéndose por ejemplo con la alcaldía de Badalona.

Gran aficionada a la lectura, con una pasión secreta por la arqueología, Alicia Sánchez-Camacho se bregó como política en la nada fácil para el PP demarcación de Gerona. Ya al frente del partido en Cataluña, y con el apoyo decidido de Mariano Rajoy desde Madrid, también de Dolores de Cospedal, estrecha amiga de Sánchez-Camacho, la presidenta del PPC afianzó el partido a la par que el tripartito se derrumbaba y CiU emprendía el camino hacia el soberanismo. Vehemente, muy simpática en el trato personal, con don de gentes, Sánchez-Camacho ha sabido aglutinar en su persona a un partido que, frente a la amenaza independentista, exhibe una cohesión como nunca antes había tenido. Sabe que a menudo nada a contracorriente: en Cataluña defensa con toda la pasión el bilingüismo y la españolidad de esta comunidad, mientras que en Madrid y ante su partido no se esconde en demandar que su comunidad necesita un mejor trato financiero sin renunciar al principio de solidaridad con el resto de España.

Ante las elecciones del 25N, el PPC se pesenta con Alicia Sánchez-Camacho como un dique contra el independentismo. Al alcance de la mano, si el desplome del PSC acaba produciéndose y las expectativas de los populares se confirman, la posibilidad de que el PPC sea la segunda fuerza en el Parlament.