
Cinco nuevos espacios galerísticos de Barcelona que tienes que conocer
No tienen ni seis meses de vida, pero ya dinamizan el ámbito galerístico de Barcelona. Proyectos como Plom, Me & The Curiosity, The Green Parrot, Cyan o la Blue Foundation acercan con personalidad el arte actual
Actualizado: GuardarNo tienen ni seis meses de vida, pero ya dinamizan el ámbito galerístico de Barcelona. Proyectos como Plom, Me & The Curiosity, The Green Parrot, Cyan o la Blue Foundation acercan con personalidad el arte actual
12345Plom Gallery. Los niños mandan
Martha Zimmermann, artífice de Plom Gallery - abc Los niños pueden ser unos auténticos «plomos» (de ahí el nombre del espacio), pero no dejan de ser personas «a las que no hay que tratar como a idiotas. Simplemente, tienen otro punto de vista, más divertido, para nada prejuicioso», nos recuerda Martha Zimmermann.
Durante tres años, ella trabajó en una agencia de ilustradores. Más tarde, se convirtió en agente de uno de ellos –Sergio Mora, que ahora es uno de los artistas de su galería, la Plom Gallery, dedicada al público infantil y que comenzó a andar en la calle Séneca, el 19 de octubre–. Así es cómo le picó el gusanillo de trabajar codo con codo con artistas, montar una galería. Quedarse embarazada fue definitorio para saber a quién quería dirigirse...
«La idea es iniciar a los niños en el arte contemporáneo y, por qué no, en el coleccionismo. Se pretende que recuerdes esa primera obra que te regalaron o te compraron». De hecho, la galería, que en breve estrenará blog y talleres, se ha planteado una iniciativa muy loable: «Son unas huchas con forma de cerdito en las que ahorrar para la obra que quieres adquirir (de Miju Lee, Carmen Segovia, Eva Armisén, Maxi Luchini...). Su coste, unos 40 euros, que se descontarán del precio final. Con ellas se potencian valores como los de saber esperar, cumplir unas normas, conseguir unos objetivos...».
Me & The Curiosity
Proyecto de Andrea Gómez para Me & The Curiosity - Diego Bustamante Carmen Cruañas es una vieja conocida de Madrid. Aquí ayudó a poner en marcha los programas Inéditos y Generaciones, de Caja Madrid. Después saltó a Barcelona para dirigir durante diez años su sala en la Ciudad Condal. «Entonces llegó la crisis», concluye.
Otro podría haber tirado la toalla, pero Cruañas vio la posibilidad de poner en marcha un proyecto personal al que daba vueltas. Me & The Curiosity: «El mío es un programa de intervenciones de artistas en espacios singulares. No tengo una sede física porque creo en los proyectos nómadas y efímeros. Y no es solo una cuestión de dinero. La experiencia dice que el público de una exposición se concentra en la inauguración. Yo prefiero proyectos que se desarrollan en cuatro días en los que se acumulan muchas energías».
En mayo, Me & The Curiosity cumplirá un año. En este tiempo («y sin prisas por tener fijada una programación») han llevado a Mike Swaney a un plató cinematográfico, a Enrique Baeza a un edificio en ruinas o a Andrea Gómez a una galería a la que se suplantó la identidad. La firma también se ha presentado en Swab y Casa//Arte.
«Los inconvenientes es que es fácil perderse el acontecimiento y que hay generar antes de que se celebre muchas expectativas. La labor en la web es capital. Y aunque aún no es rentable, el futuro del galerismo está en el formato pop-up y de venta on line». Eso no descarta un evento de Cruañas en Londres o Madrid.
The Blue Project Foundation
«Igual que es una barbaridad decir que no te gusta la música, lo es afirmar que no te interesa el arte de hoy. Algo habrá que te seduzca», deduce Aurélien Le Genissel. La fundación privada para la que trabaja (la Blue Project Foundation, que abrió sus puertas en septiembre «con fondos extranjeros y sin ayudas») funciona a tres niveles para que así sea: es a la vez museo («con citas de primer nivel»), centro de arte («que apuesta por artistas actuales») y un acicate para la escena local con sus becas.
En el barrio del Born (C/ Princesa, 57), se despliegan sus 500 metros cuadrados dedicados al arte. A pie de calle, Sala Project, un espacio gratuito para exponer a artistas reconocidos en sus países pero no tanto en España (actualmente, la alemana Christiane Löhr), y para los creadores que se acogen a sus becas de un mes de duración. En el denominado Il Salotto (3 euros) los proyectos más institucionales, como la muestra inaugural Blue o la actual Idolatría, con piezones de Vik Muniz, Warhol o Basquiat. «Trabajamos con coleccionistas privados, lo que permite mostrar grandes obras inéditas».
El trabajo en red es fundamental para la Blue Project. De hecho, para la adjudicación de las primeras becas se contó con un jurado con miembros del MACBA y el festival LOOP, festival en el que participa en junio.
Galería Cyan. Mucho más que un color
Ya trajimos a colación a Olivier Collet cuando hablamos del programa de residencias Homesession. Desde octubre, fecha de su fundación, este comisario independiente es también responsable de la programación de la galería Cyan (Fusina, 5), en el barrio del Born, «aunque ahora preparamos el desembarco en Balmes, 88». La mudanza, un inconveniente para otros, se ha convertido en un proyecto performantico de Carolina Bonfim y la participación de la galería en a3Bandas.
Porque esta capacidad de maniobra define a Cyan: «Este es un proyecto personal de la artista Ana Zaragoza. Su deseo era darle voz a la pintura actual, pero el proyecto está tomando forma abriéndose a otros formatos. Ambos aportamos una nueva visión sobre el galerismo, con una relación más flexible con los artistas, en la que la programación rígida no marca las pautas, sino que las actividades imprimen color», remata Collet.
Green Parrot, rara avis
Fundada en abril por Rosa Lleó y Joao Laia, encargados de sus exposiciones. Pero asalta la duda: ¿cómo un nombre así para una galería? Lo explica Zaida Trallero, que, junto a Beatriz Escudero, dirige el programa de actividades: «Desde la oficina se escucha a las cotorras argentinas, un pájaro que se ha adaptado al clima mediterráneo y convive con otras especies de la ciudad. Estos loros refuerzan la imagen pseudotropical de Barcelona y nos sitúan más cerca de los sures que de lo que hay pasados los Pirineos. The Green Parrot también quiere probar si puede adaptarse a unas condiciones concretas, con otras economías y maneras de hacer».
Porque este lugar, cerca de las Ramblas, renuncia a ser una galería comercial: «No tenemos ánimo de lucro. Este es el espacio de trabajo de una serie de agentes del arte en el que se programan activiades». Entre estas, The Cabinet, un aparador para el que se comisarían proyectos editoriales; o las pequeñas ediciones para sufragar las exposiciones, unas cuatro al año.