Galicia, como país pequeño que es, tiende a crear héroes locales, cuya figura se encoge automáticamente si se les saca del microcosmos parroquial. Un ejemplo notorio es la importancia que se le otorga a Xosé Manuel Beiras. Los medios regionales amontonan páginas y vídeos sobre su figura y ocurrencias, un despliegue incongruente con su eco real en la sociedad gallega (el PP tiene 41 diputados y el PSdG, 18; mientras Beiras cuenta con 9, de los que 5 son de IU). Politólogos del minifundio analizan cada uno de sus erráticos pasos. Sus exegetas escriben ensayos de extensión bíblica sobre su profeta. Parte de la inteligencia local sigue contemplando a este veterano funcionario de 77 años, escaldado en casi todas sus empresas, como la gran esperanza blanca de Galicia. Por todo ello, resulta interesante recabar algunos datos:

-Beirasescribió su ensayo más celebrado hace 41 años, O atraso económico de Galicia. Allí viene a decir que Galicia es como un país del tercermundo, sometido a una colonización española que estrangula su desarrollo. El tiempo ha convertido su obra magna en una profecía obsoleta. La comparación entre el vecino Portugal independiente y la Galicia colonizada habla por si sola y refuta la teoría de Beiras sobre el atraso económico gallego. Es una evidencia que Galicia fuera de España estaría mucho peor. De entrada, ni pagaría las pensiones.

-Beiras es un político que no ha llevado a la práctica ni una sola de sus teorías. Es un diletante que no ha administrado siquiera un pequeño concello. En 40 años largos de vida política no ha tocado el poder, desconoce lo que es gobernar. Todo es un barullo efervescente y utópico, un desbarre envuelto en bellas palabras, con frecuencia pedantescas.

-No logró un solo escaño cuando se presentó como cabeza de cartel con el PSG en las primeras elecciones democráticas. Luego se sumó al BNG, donde aceptó ser el rostro parlante mientras regalaba el poder real al radicalismo imposible de Paco Rodríguez. Su gran hito fue lograr 18 escaños como candidato del BNG (un resultado idéntico al que ha firmado Pachi Vázquez en el 2012, y que ha sido el fracaso que le ha costado la cabeza).

-Beiras ha conseguido hacer añicos el nacionalismo gallego, partiéndolo en dos cuando por vanidad dejó el BNG al verse relegado. Bajarse del barco en marcha por puro ego es un clásico de la casa, en su día dio un portazo en la Real Academia Galega por una pataleta similar.

-Beiras es inconstante y poco productivo. Su excelente oratoria y su mejor mímica no se traducen en un trabajo riguroso en el parlamento en forma de propuestas legales, enmiendas o iniciativas prácticas para Galicia. Cita con arte a Camus en francés, pero produce poco y no sabe gestionar.

-Su papel en la política gallega actual está absurdamente sobrevalorado. Al margen de su histrionismo, insultos y malas formas, en la práctica no influye en nada. El PP ha logrado una cómoda mayoría absoluta de 41 diputados y Beiras, que ya fue en su día una mina para Fraga, solo tiene 9 escaños, de los que 5 son un préstamo del partido de matriz madrileña Izquierda Unida.

-Su contribución más recordada a la vida política gallega ha sido instalar la mala educación, el teatro y la falta de respeto al adversario como métodos. El pasado domingo, sin ir más lejos, en una entrevista en La Voz, llamó nazis a sus adversarios del PP y defendió la violencia revolucionaria. Beiras busca con arrebatos de histrionismo el foco público que no logra en las urnas ni con unas ideas añejas.

-Beiras, defensor de la revolución socialista y la Galicia independiente, ha llevado una vida que no concuerda con su porte iconoclasta, pues desde joven es un funcionario público que ha vivido de las arcas del Estado español. En su día fue incluso becado por la gran banca española, objeto de muchas de sus diatribas.

-Pese a su apelación constante a los humildes, en su praxis y su vida real Beiras es más bien clasista, gusta de abrumar al vulgo con su elitismo intelectual y elude el roce con el pueblo llano. Según algunos próximos que han seguido su biografía desde siempre, estaríamos ante una versión enxebre del clásico niño bien sobre el que se concitan grandes esperanzas.

Beiras, en fin, es una anécdota de color en la que ya hemos perdido demasiado tiempo. Beppe Grillo se ha hecho mayor sin conseguir nada tangible. Sus últimos espectáculos solo invitan a la compasión. El circo del sol declina. Son las tristes arroutadas crepusculares de quien pudo haber sido y no fue.