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Pareja

¿Hay que ser romántico para demostrar que se está enamorado?

La galantería y caballerosidad son conceptos que algunas personas rechazan o encuentran pasados de moda

María Alcaraz

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Durante la última temporada del mediático programa 'La isla de las tentaciones', algunos de los solteros que estaban allí para conquistar a una chica sacaron sus armas románticas a pasear: no fueron uno ni dos, sino tres, los chicos que decidieron dejar en la cama de su 'chica' un mensaje romántico («Qué bonita eres») escrito con flores y hojas. Y ese gesto de amor , mientras que hizo las delicias de sus destinatarias, hizo que muchos espectadores torcieran la nariz frente a la pantalla, tildando el acto de 'cursi', 'hortera' e incluso 'cutre'.

Si antes el galanteo, la caballerosidad y ese romanticismo más tradicional era la norma de la dinámica entre muchas parejas, hay cosas que han cambiado. Esto no quiere decir que ya no exista el romanticismo, pero los códigos han evolucionado junto a la sociedad y el coqueteo y los actos románticos siguen muchas veces otro patrón. «Ahora se ve un discurso crítico hacia el paradigma del amor romántico , asociado a su vez al sexismo y lo 'heteropatriarcal'. Por ejemplo, cada vez se asocia más la cortesía tradicional a un papel sumiso o pasivo de la mujer», explica Rafael San Román, psicólogo de ifeel. Apunta que estos actos no tienen por qué ser intrínsecamente machistas. Opina que el problema a menudo no son las conductas concretas, sino la actitud con que se hacen y lo que simbolizan dentro de la relación. También, asegura que es importante combatir la visión según la cual la caballerosidad es solo algo que tienen los hombres protectores. «No se puede pensar que una mujer no puede ser proactivamente galante y protectora, o que proteger al otro se traduce en disminuirle», apunta.

Lo personal del romanticismo

Todos estos actos románticos de los que hablamos se tienen que enmarcar dentro del contexto de cada pareja, pues dependiendo de cada dinámica, y de cada individuo, los actos románticos pueden violentarnos o hacernos felices. «Cuando comenzamos una relación vamos conociendo a nuestra pareja: si es tan romántica como esperamos, o si lo que se quiere es un trato más realista y menos rosa », explica Sheila Estévez, psicóloga especialista en conflictos emocionales.

¿Somos, entonces, menos románticos de lo que podían ser nuestros abuelos? Mientras que Estévez opina que nos hemos vuelto más realistas, San Román dice que, aunque de esa impresión, «no somos tan modernos como sociedad como a algunas personas les gusta pensar». Por lo general, indica el psicólogo que no somos menos románticos , detallistas o caballerosos, sino que «lo somos de maneras que van evolucionando y que se van ajustando a nuestra personalidad, nuestros recursos y, sobre todo, a nuestra relación concreta».

Aunque se hable de una manera general, el 'nivel' de romanticismo, de cada persona es un mundo. En lo románticos que seamos influyen nuestros ideales, así como lo sensible y sentimental que tengamos dentro. Para poder ver de dónde y cómo nos 'nace' ese romanticismo, comenta Sheila Estévez que es esencial identificar en qué punto estamos a nivel personal. De esta manera podremos determinar si somos una persona romántica en una relación concreta, si lo somos siempre o si depende de cómo sea la otra persona.

¿Ha muerto el romanticismo?

Aun así, es importante no confundir romanticismo con amor, ya que lo primero es tan solo una manera de expresar lo que sentimos, y querer a alguien se puede trasmitir de diversas maneras. «Está muy bien ser romántico porque los vínculos y los sentimientos hay que expresarlos , alimentarlos y celebrarlos. Sin embargo, tiene que hacerse desde la espontaneidad y la autenticidad», advierte Rafael San Román. Y es que, si somos grandes románticos, pero luego no cuidamos a nuestras parejas y hacemos gala de ese amor que expresamos, de nada sirve serlo. «Hay personas que no son románticas porque sencillamente no lo sienten. Se enamoran, quieren y aman, pero no desde ese punto de vista», añade Sheila Estévez.

Otra peculiaridad que puede ocurrir es cuando en una pareja la balanza del romanticismo se descompensa y una de las partes lo es mucho más que la otra. Esto, comenta la psicóloga especialista en conflictos emocionales, es probable que ocurra y si se da el caso, dice que lo importante es centrarse en las cosas que unen más que en las que crean distancias. También, apunta que el ser romántico no solo tiene que ver al ámbito de la pareja , sino que puede ser importante en cualquier esfera vital: las amistades, las relaciones familiares o incluso la implicación con el trabajo que se tiene. «Cuidar de esa parte en uno mismo, emocionándonos con el arte, con una afición, con la naturaleza, o con cualquier cosa que nos mueva emocionalmente hace que esa parte mas romántica, sensible o emocional, este llena. No todo tenemos que hacerlo en pareja», termina la profesional.

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