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La mujer que combatió como soldado y se hizo pasar por hombre en Sevilla hasta los 70 años

Trabajaba como guardia en el Gobierno Civil y fue descubierta debido a una caída

El guardia Fernando Marquensen Wilson, que en realidad era una mujer+ info
El guardia Fernando Marquensen Wilson, que en realidad era una mujer - Barrera
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Fernando Marquensen Wilson era un tipo muy popular en Sevilla. «Fernandito» le llamaban. Tenía setenta años y desde hacía treinta que prestaba sus servicios como guardia del Cuerpo de Vigilancia del Gobierno Civil de la capital andaluza. Lo que nadie sabía hasta 1906 era que en realidad era una mujer, que llevaba toda su vida haciéndose pasar por hombre.

Fernando Marquensen+ info
Fernando Marquensen - Barrera

Su historia era digna de una novela. Había nacido en 1836 en París y desde que a los 9 años se puso unos pantalones, había vivido como un hombre más. Y como un hombre arrojado, ya que había prestado sus servicios como soldado en la marinería francesa antes de que la vida le llevara hasta Sevilla, donde trabajaba desde hacía tres décadas como guardia.

Debido a una caída que sufrió, tuvo que ser reconocida por un médico y éste, al descubrir que se trataba de una mujer, puso el hecho en conocimiento del gobernador civil, que mandó instruir un expediente. Se desconoce qué consecuencias sufrió a partir de entonces «Fernandito».

«La pícara casualidad ha echado por tierra la tranquila existencia de este policía apócrifo», escribió ABC, que contó su historia el 5 de noviembre de 1906 y publicó una fotografía suya realizada por Barrera cuando aún estaba convaleciente de su caída. Con un pitillo en la boca, sujeta con la mano derecha al tiempo la muleta y el sombrero y mira desafiante al objetivo de la cámara.

Qué pensaría al leer en el periódico que «para aliviar la triste jornada de la ejecución de los reos de Peñaflor», Sevilla había tenido «el regocijante espectáculo» de ver que un veterano guardia era «pura y simplemente una veterana, en la cual ha de hallar un poderoso argumento en pro de su causa el moderno feminismo». Tal era la mentalidad de la época, en la que «Fernandito» había tenido que sobrevivir sin bajar la mirada, directa y retadora.

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