Hay que volver a preguntarse estos días por el catalán escondido. Y por el vasco escondido. Por esa mayoría social en Cataluña y en el País Vasco en todas y cada una de las encuestas realizadas desde el inicio de la Transición que se siente española además de catalana o vasca. Apenas osan exhibir la bandera nacional cuando de una fiesta como la del fútbol se trata ni criticar la manifestación anticonstitucional e independentista del sábado en Barcelona. Son mayoría social, pero están callados y desaparecidos. Se quedaron en casa en el País Vasco mientras el resto de España celebraba el triunfo de la selección en la calle. Y en casa en Cataluña mientras los independentistas ocupaban las calles en Barcelona.Y lo hicieron una vez más porque no hay líderes ni en el País Vasco ni en Cataluña que quieran proteger, estimular y secundar su salida a la calle, su toma de palabra. Y no me refiero sólo a los líderes políticos. Los del PP o los de Ciutadans o los de UPyD que ya lo han hecho están tremendamente estigmatizados, especialmente en Cataluña, y tienen el mismo problema que los ciudadanos escondidos. Que no se unen a ellos los demás líderes, los líderes sociales, culturales, deportivos, económicos. Los jugadores catalanes y vascos de la selección, por ejemplo, que hubieran empuñado sin complejos la bandera nacional en las celebraciones, cosa que no pude ver en ninguna de las imágenes televisivas, como sí vi a Sergio Ramos con todas las banderas que era capaz de sostener alrededor de su cuerpo. No hay un Sergio Ramos en el País Vasco o en Cataluña, o un Rafa Nadal que llevaba la bandera nacional hasta en la frente y las mejillas. O artistas como Plácido Domingo. O intelectuales. O líderes sindicales o empresariales. Ese es el otro problema catalán o el vasco. Que sus líderes están más escondidos que los ciudadanos, porque han hecho dejación de su liderazgo.
«La entrevista de Aznar ha sido un dedo en el ojo de Rajoy»
Carlos Herrera