«Somos gente de paz. Siempre». La frase ha sido repetida hasta la saciedad por Anna, la líder de los visitantes, desde el capítulo piloto de la primera temporada del remake 2010 de V
, la mítica serie de los ochenta, que el pasado 21 de junio emitía su desenlace en España. Son gente de paz, siempre... O casi siempre, porque a tenor de los últimos minutos ofrecidos, queda claro que se acabaron ya las pamplinas y que la guerra interplanetaria está a punto de estallar.
los nuevos lagartos (de cuya apariencia verdadera hemos visto muy poco) no tienen sentimientos
A V le costó arrancar –sus primeros capítulos eran lentos y creaban más expectativas que generaban respuestas–, y tampoco TNT, la cadena que la ha emitido en nuestro país, la respetó demasiado, con repetición ilógica de los mismos y un parón de un mes y medio entre los cuatro primeros y los siguientes. Sin embargo, la serie ha terminado cuajando, y para hacer más corta la espera de futuras aventuras o fomentar el enganche de nuevos espectadores, la misma emisora ha programado para el sábado 26 de junio –el que ha llamado el Día V– la emisión continuada de toda la primera temporada desde las 14.00 horas.
De la Guerra Fría al 11-S
Mucho morbo despertaba el remake de una serie puntera de los ochenta, sobre todo para aquellos que pudieron verla entonces. Y V 2010 ha cumplido con las expectativas. Es cierto que los contextos han cambiado, y con ello, el rumbo de la serie. La base sigue siendo la misma: un ejército de extraterrestres que vienen a la Tierra para destruirla y convertir a los humanos en su comida, aunque ocultando en un primer momento sus intenciones. La primera versión de la lucha entre hombres y marcianos se desarrollaba en los últimos años de la Guerra Fría y los referentes estaban en la Segunda Guerra Mundial (un ejército de alienados que se proponen conquistar el mundo, una Quinta Columna opositora, un uniforme, una bandera...). La nueva V se ambienta en la sociedad actual, que es la de la información –pese a la inteligencia alienígena, éstos no llegaron a inventar ni Internet, ni los mails, ni los móviles. Eso sí: los actuales cuentan con pantallas virtuales y cámaras planas del tamaño de una tarjeta de crédito que pueden coserse a las chaquetas del traje– y la sociedad post 11-S en la que prevalece la psicosis sobre la seguridad y el riesgo a cualquier posible ataque terrorista.
Pese a su inteligencia, los marcianos de los 80 no llegaron a inventar ni Internet, ni los mails, ni los móviles
Sin duda, para muchos, se ha ganado con el cambio con la nueva líder de los visitantes. De la histriónica Diana pasamos a la calmada Anna (la brasileña Morena Baccarin), tan femenina ella que cambia los cardados por el pelo a lo garçon y los monos por las faldas. Pero la diferencia más reseñable es su actitud. Diana era un saco de nervios. Anna es pausada, trasmite paz. En esa apariencia amigable y conciliadora radica toda la fuerza de su personaje. Hasta tiene una hija, Lisa (uno de esas piezas diletantes que no sabemos en qué lado de la frontera está), a la que no duda en partirle las piernas si es necesario. Y es que los nuevos lagartos (de cuya apariencia verdadera hemos visto muy poco hasta ahora en este remake) no tienen sentimientos. Eso es lo que les convierte en «traidores» porque les permite empatizar con la causa humana.
Los chicos buenos
Del lado de los «buenos» sustituimos al reportero de guerra Michael Donovan por Erica Evans (la Juliette de Perdidos, que dejó la serie precisamente para embarcarse en esta aventura alienígena), una agente de la división antiterrorista del FBI que también tiene un hijo, Tyler (Logan Huffman) que coquetea con la causa visitante y se enamora de la hija de su líder. Un papel secundario cumplió la ex de Donovan, una periodista de raza, allá en la época de los calentadores. Su personaje lo retoma Chad Decker (Scott Wolf), el presentador de prime-time que no sabe a qué carta quedarse, si la de la libertad informativa o la de la fama a costa de lo que sea. Las ñoñerías de la científica Juliette son sustituidas por otras creencias, las de la fe que se tambalean en el padre Jack. Y, cómo no, contamos con un lagarto bueno (ahora negro, como Obama), Ryan Nichols (Morris Chestnut), pieza clave en el devenir de la serie, sobre todo porque gracias a él descubrimos que los marcianos no han llegado de sopetón, si no que llevan años entre nosotros. estudiándonos y que se han infiltrado en todos los sectores, hasta en los de máximo poder (Y Anna chapotea como pez en el agua en la sede de la ONU).
El fenomeno V tiene ya su filón en la web
, sobre todo en la página de TNT y en Facebook. Para calentar motores ante el maratón de capítulos del Día V, los responsables de la cadena han preparado concursos con premios
. La humanidad está en peligro. Para el desenlace, permanezcan atentos a sus pantallas...
Morena Baccarin es Anna, la líder de los visitantes en la nueva versión de la serie